Toluca, Estado de México, 10 de febrero de 2019. A principios de 2007 Érika Espinoza Díaz y Octavio Varas Fuentes se casaron en San Juan Tilapa, una comunidad de 10 mil habitantes al sur del Valle de Toluca. Como toda familia, soñaban con tener hijos, sin embargo, tras varios intentos, no lograban concebir y al paso de los años sospecharon que podría ser por alguna enfermedad.
A mediados de 2014 acudieron a una clínica privada especializada en la Ciudad de México, para recibir atención, donde les confirmaron que tenían problemas de infertilidad, padecimiento originado por diversos factores, que afectan a cerca del 15 por ciento de la población en edad reproductiva.
La pareja no dudó en someterse a un primer tratamiento, el cual incluyó medicación, análisis de laboratorio, así como desgaste físico, económico y emocional, pues los resultados fueron negativos.
No es extraño que este tipo de tratamientos sean de largo proceso; la esterilidad tiene su origen en las alteraciones hormonales, infecciones de transmisión sexual, obesidad, vida sedentaria, estrés o afectación en la tiroides, glándula que regula el metabolismo.
Con poco ánimo para iniciar un segundo intento, familiares y amigos les animaron a no desistir. Al paso de los meses se enteraron de los servicios que ofrece la Clínica de Fertilidad “Biología de la Reproducción”, ubicada en el Hospital Materno Perinatal “Mónica Pretelini Sáenz”, de la Secretaría de Salud del Estado de México y decidieron acudir.
“Aquí en la Clínica la mayoría de los casos que atendemos son por trastornos metabólicos, que implicarían desórdenes de insulina, desórdenes en glucosa y trastornos relacionados con la edad materna. En cuestiones de infertilidad es muy importante la edad materna porque condiciona un buen pronóstico o un mal pronóstico”, comentó Gustavo Cruz Alarcón, Especialista en Biología de la reproducción de la Clínica de Fertilidad.
“Lo que siempre le decimos a las parejas, independientemente del diagnóstico, es que llevar una vida saludable mejora mucho los pronósticos. Pacientes, por ejemplo, con sobrepeso, con obesidad, está comprobado, sí disminuye el porcentaje de peso, aumentan las posibilidades de ovulación y aumentan las posibilidades de embarazo. Una vez que se corrigen las causas de infertilidad ya se busca la técnica de reproducción que también requiere de ciertos medicamentos muy especializados”, agregó.
Sin perder la esperanza, la pareja llegó a finales de 2015 a esta unidad con muchas ilusiones, explicaron su caso y los especialistas iniciaron el diagnóstico, el nuevo tratamiento incluiría atención psicológica, de nutrición y una valoración hormonal; el resultado fue otra vez negativo.
“Nos enteramos que aquí habían inaugurado una Clínica de Fertilidad, nos inscribimos al programa cubriendo todos los requisitos que nos habían informado y después iniciamos con un tratamiento, igualmente nos resultó fallido. Después seguimos con el tratamiento ya nos dijeron que iba a ser in vitro”, dijo Érika.
Los médicos explicaron que su caso era de suma complejidad, ella necesariamente tendría que ser sometida a técnicas de reproducción asistida con el uso de tecnológica avanzada y su embarazo debía ser mediante Fertilización In Vitro (FIV), un procedimiento de fecundación que se realiza en laboratorio, a través de la extracción de óvulos que posteriormente son unidos con los espermatozoides.
Pacientes y médicos optaron por aceptar el reto. Conscientes de que estos procedimientos son tardados y dependen de la calidad de los embriones, además de que se enfrentan a tabús como la probable inconformidad de familiares o amigos, pero afortunadamente tuvieron el apoyo incondicional.
Gracias al trabajo de químicos y laboratoristas, la fertilización rindió frutos, se crearon dos embriones y fueron implantados para aumentar las posibilidades de embarazo.
La pareja tendrían que esperar una última prueba para asegurarse que el procedimiento había sido todo un éxito, el ultrasonido, el cual confirmó que serían padres de unos gemelos varones.
“Ahí vieron que los dos embriones que nos habían puesto se habían logrado y es cuando ya te la crees, ya dices sí es cierto porque lo estás viendo y es una felicidad compartida tanto a la clínica, a tu familia, a tus amigos, a tu gente del trabajo, a toda la gente que te acompaña y que vive este proceso, pues es para todos la felicidad”, detalló Érika Espinoza.
En la Clínica de Fertilidad concluyó su atención hasta la semana 12 de gestación, es decir, los primeros tres meses y, de inmediato fueron canalizados al área materna fetal del mismo hospital, en donde llevaron todo el seguimiento para determinar si los embriones se desarrollaban correctamente; les realizaron ultrasonidos estructurales y recomendaron cuidados especiales.
Para reducir probabilidades de riesgo, los bebés nacieron al llegar el octavo mes de gestación, a finales del mes de mayo. Uno de los pequeños pesó dos kilos 50 gramos y midió 47 centímetros, el otro varón pesó dos kilos 550 gramos y 49 centímetros, ambos con calificación de evaluación física y mental de 8.9, es decir, en perfectas condiciones de salud.
“Me siento completamente feliz de haber logrado tener el embarazo con mi esposa, fue un proceso muy difícil puesto que veníamos de dos intentos fallidos, pero me siento contento. Por qué, porque era lo que deseábamos los dos, nunca perdimos las esperanzas y gracias a la clínica tenemos dos niños muy enormes, muy guapos y muy bonitos”, expresó Octavio.
En la Clínica de Fertilidad, que abrió sus servicios al público el 16 de febrero de 2015, procedimientos como el de esta pareja se han realizado en 98 ocasiones en el lapso de septiembre de 2017 a noviembre de 2018.
“Las técnicas de reproducción se dividen en baja complejidad y alta complejidad, las de baja complejidad son inducción de ovulación y coito programado o una inseminación intrauterina, eso lo hacemos aquí mismo en la clínica. Las técnicas de alta complejidad son fertilización in vitro con transferencia de embriones que también se hacen en esta Clínica”, refirió el especialista Gustavo Cruz Alarcón.
A 40 años de que en Inglaterra naciera la primera bebé concebida bajo el procedimiento de Fertilización In Vitro, este tipo de tecnologías ha evolucionado, pero siguen siendo servicios especializados con alto costo.
La Clínica de Fertilidad de la Secretaría de Salud del Estado de México está a la vanguardia en procedimientos de alta complejidad y es la única unidad médica pública en la entidad en ofrecer gratuitamente este tipo de atenciones.
Con más de 7 mil 300 servicios realizados de septiembre de 2017 a noviembre de 2018, el equipo médico y directivo, refrenda su compromiso por brindar un trato digno y entregar totalmente su profesionalidad para poder cumplir más sueños a parejas mexiquenses que no han logrado concebir.
“La Clínica te ofrece todos los servicios que puedes encontrar en una clínica particular, aquí es a un costo muy bajo y el servicio es muy bueno, desde que llegas, la atención, las enfermeras, los doctores, los químicos, o sea es una gente en la que sí puedes confiar y le tienes que dar la seguridad de que lo que están haciendo, lo están haciendo bien”, recomendó Érika, quien junto con su esposo Octavio lograron su sueño de ser padres.