Toluca, Estado de México, 26 de julio de 2020. Uno de los destinos turísticos emblemáticos de la capital del Estado de México, es el Corredor de la Plástica Mexiquense, espacio ubicado en el corazón de Toluca y es, además de una joya arquitectónica de finales del siglo XVIII, un lugar que guarda leyendas, hechos históricos y, por supuesto, tres grandes museos.
Este corredor alberga al Museo del Paisaje que lleva el nombre de José María Velasco, el Museo Luis Nishizawa y el que complementa esta triada es el Museo del Retrato, el cual está dedicado a la vida y obra del texcocano Felipe Santiago Gutiérrez.
“Pintor revolucionario del siglo XIX, se atrevió a romper estereotipos, esquemas y asimilar la pintura que en Europa encontró, sus obras son clara evidencia de la formación que recibió en la academia de San Carlos”, comentó Úrsula Cotero, Directora del Museo Felipe Santiago Gutiérrez.
Agregó que este personaje a lo largo de su vida recorrió buena parte del mundo y la experiencia adquirida en sus viajes le permitió asimilar diversas corrientes artísticas.
“Gracias al conocimiento ganado en estos viajes, creó un estilo que no estuvo exento de escándalos, ya que su pintura era demasiado atrevida para la época”, afirmó Cotero.
Entre sus obras más emblemáticas de encuentra “La cazadora de los Andes”, un óleo cuya temática no había sido explorada por ningún pintor mexicano, por ello, es considerado el primer desnudo del arte de este país. La posición de la mujer es poco común en la pintura y que requiere de gran manejo de las dimensiones y perspectiva.
“Dentro de esos viajes que realizó, fue a Nueva York, donde conoció a Rafael Pombo, quien lo invitó a fundar la primera academia de arte en Colombia: la Academia Gutiérrez, de la cual fue Director. En todos los lugares donde estuvo se manifestó como un gran promotor y defensor de la cultura y la educación”, apuntó la Directora del Museo del Retrato.
De igual forma, refirió que durante su estancia en Bogotá recibió honores y satisfacciones, entre ellas, que la Escuela de Pintura fuera hecha para que estuviera bajo su dirección.
En ella, el pintor mexiquense, con sensibilidad artística y liberalismo, propuso nuevos senderos educativos.
“Regresó a México donde participó en grandes exposiciones internacionales; con 70 años de edad, volvió a su patria chica, primeramente a Toluca y por último a Texcoco, donde murió el 4 de abril de 1904”, finalizó Úrsula Cotero.
Por la importancia de su obra a nivel mundial, la Secretaría de Cultura y Deporte del Estado de México, le rinde homenaje a este pintor mexiquense con el museo que lleva su nombre, que se ubica en una hermosa casona, y el cual estará abierto cuando el semáforo epidemiológico estatal lo permita.