Zinacantepec, Estado de México, 27 de noviembre de 2020. Laura Sánchez Campuzano, Psicóloga del Deporte de la Secretaría de Cultura y Turismo, explicó qué es la Dismorfia Muscular (DM), sus características, quiénes son las personas que están propensas a padecer y como puede ser tratada.
“Se describe como una alteración de la imagen corporal, principalmente caracterizada por la subestimación del tamaño y fuerza del cuerpo y el desarrollo de conductas compensatorias desadaptativas”, señaló la especialista.
“Es un trastorno caracterizado por una preocupación excesiva con la idea de no tener un cuerpo suficientemente magro o musculoso, lo que conlleva renunciar a actividades sociales y laborales por la necesidad de ejercitarse”, detalló.
Este transtorno a menudo se presenta en la adolescencia y aunque lo pueden padecer ambos sexos, predomina más en los varones, esto puede ser de manera abrupta o gradual y algunas de sus causas pueden ser: eventos traumáticos como la humillación, acoso sexual, burlas sobre la apariencia física desencadenando sentimientos de vergüenza relacionados con la autoimagen y autoestima, influencias culturales, etcétera.
La psicóloga comentó que el origen del estudio de este trastorno data de la década de los 80, cuando Pope y Katz describen un síndrome al que originalmente llaman psicosis de los culturistas, que creían era consecuencia de los síntomas psiquiátricos derivados del consumo de esteroides, también ha sido llamado Vigorexia o Síndrome de Adonis.
El estudio inicia con entrevistas a usuarios de gimnasios que consumían esteroides, quienes presentaban síntomas psicóticos y del estado de ánimo y ellos describen un síndrome al que denominan anorexia inversa, ahora llamada dismorfia muscular.
Las características son que los sujetos tienen la firme creencia de que son pequeños y débiles, aunque en realidad son grandes y musculosos, es decir presentan una alteración en la imagen corporal.
“Las personas con DM están patológicamente preocupadas por la composición muscular del cuerpo, donde sus actividades diarias suelen ser, entre otras conductas, asociadas al levantamiento de pesas, las restricciones alimentarias, unido al consumo de suplementos, preocupación crónica con la musculatura, malestar por la composición de su cuerpo, deterioro en las relaciones interpersonales debido a los sentimientos de inadecuación corporal, estados de extrema ansiedad si se les priva del levantamiento de pesas en su patrón habitual, entre otras.
Indicó que en muchas ocasiones quienes padecen este trastorno se someten a cirugías estéticas o tratamientos dermatológicos, y normalmente no les gustan los resultados y siguen sintiéndose a disgusto con su apariencia física.
Explicó que se habla también de intentos de suicidio en estos pacientes, vinculados con creencias delirantes sobre la apariencia física y no es sino hasta que presentan síntomas depresivos o psicóticos cuando llegan a la consulta médica.