SON DISCIPLINA Y PERSEVERANCIA CLAVES PARA UNA CARRERA EXITOSA EN DANZA

Toluca, Estado de México, 2 de mayo 2020. El bailarín Rolando Sarabia Oquendo, participó en un conversatorio organizado por la Secretaría de Cultura y Deporte, donde compartió anécdotas sobre su carrera profesional.

Sarabia Oquendo es uno de los bailarines de trascendencia internacional, ganador del premio Benois de la Danse en 2011 y actual primer bailarín de “The Washington Ballet”; es originario de Cuba y desde pequeño vivió en el mundo de la danza, ya que su padre fue bailarín del Ballet Nacional de Cuba por 37 años, como solista principal, razón por la que tuvo este acercamiento.

“Me enamoré del ballet desde la primera vez que entré, ver a los bailarines haciendo giros, saltos y el piano, me enamoré. Desde los tres años de edad ya hacía piruetas, pero practicaba gimnasia, sin embargo, dos años más tarde, tomé la decisión de dedicarme al ballet”, detalló.

Posteriormente, a los seis años inició el nivel elemental en la Escuela Ballet Alejo Carpentier en La Habana, Cuba, y a pesar de ser hijo de un gran bailarín y con ello, contar con un apellido que le respaldaba en el mundo de la danza, demostró con méritos propios que sus habilidades innatas con la práctica, el estudio y disciplina lo llevaría a lograr sus sueños.

“A los 11 años fui a Brasil, en Mecosur, donde gané la medalla de oro y el Gran Prix, fue la primera competencia que hice en mi carrera, después a los 13 años en la Escuela Nacional de Ballet, gané oro y el gran Prix también.

“Yo sólo dimensionaba que amaba la danza, a esa edad las cosas se hacen porque se aman y no pensaba en un tema económico, siempre me llevó la intuición, no hay nada más rico que pararse en un escenario y ver el fruto de tu trabajo”, afirmó.

En 1998, a los 15 años de edad, asistió a cuatro competencias, en Jackson, Mississippi, obtuvo medalla de oro, en París, se adjudicó el Gran Prix, en Nagoya, Japón, consiguió oro y Gran Prix, y en Varna, Bulgaria, logró la medalla de oro, pero la presión era muy grande y mantenerse en la cima siempre resulta difícil.

“Fue un año muy importante inicié y cerré con broche de oro, de ahí me gradué y entré a la compañía con 16 años, estuve bailando con el Ballet Nacional de Cuba como primer bailarín, por siete años, y tuve oportunidad de viajar por el mundo a hacer Galas, después me fui al Houston Ballet de principal por un año, participé en el festival de Miami, que dirigía Pedro Pablo Peña, y después estuve tres años en el Miami City Ballet”, recordó.

Asimismo, explicó que la disciplina y la perseverancia son los elementos fundamentales para poder crecer en esta carrera artística, pero el aspecto humano también es primordial, tal es el caso de la humildad.

“Hay que estar preparado al 200 por ciento física y mentalmente porque esta última domina al cuerpo, en la perseverancia, la fortaleza mental y el equipo que te acompaña está el triunfo, aparte de la humildad, que no significa bajar la cabeza, las nuevas generaciones tienen demasiada arrogancia y hay que poner los pies sobre la tierra, sin humillar ni atropellar a nadie”, señaló.

En 2011, Sarabia es nominado al premio Benois de la Danse, galardón que es considerado el “Óscar” de la Danza, bajo la nominación del mejor Basilio del siglo.

“Yo lo gané por el Basilio de Don Quijote, nominado el mejor Basilio del siglo XXI. Estoy muy contento con lo realizado, orgullosísimo de la carrera que he hecho con The Washington Ballet y también diseñando para el The Washington Ballet School, me gusta enseñar a los muchachos.

“En el mundo no hay secretos, el secreto está en ser tu propio récord a romper, ganarte a ti mismo, superarte y compararte contigo mismo”, manifestó.

Acerca de la danza en México, comentó que existen diversos factores que han impedido el pleno desarrollo de este arte y uno de ellos es que no se inicia a temprana edad y en el caso de los varones que es relacionado con la homosexualidad, estigmas que en la actualidad sigue permeando en la danza.

Sin embargo, dijo, en México se está dando un importante impulso gracias las instituciones que se han encargado de ofrecer espacios para el desarrollo del ballet, tal es el caso de la Compañía de Danza del Estado de México.

“En el Estado de México hacen una labor increíble, los apoyo en todo, siempre cuenten conmigo, que esto siga, que el pueblo se dé cuenta que el arte merece la pena y es importante seguir apoyando la danza, además tienen una gran figura que es Elisa Carrillo, ganadora también del Benois de la Danse, es todo un mito como bailarina y como ser humano, es un ejemplo, con su fundación ayuda a que los jóvenes puedan acceder a su sueños”, expresó.

Finalmente, el bailarín de 37 años de edad compartió que a la par del éxito en esta carrera inherentemente están las lesiones, él ha padecido seis operaciones que le han permitido crecer de manera mental y constatar que sí se puede volver al escenario.

“He sufrido mucho, he llorado mucho, pensé que no me iba a sentir igual de seguro, pero siempre hay una luz, un guía, un amigo, una palabra que te rescata.

“Para tener las piernas fuertes hay que tener fuerza mental para decir ya no tengo miedo de hacerlo; esto es muy demandante, nos rompemos los ligamentos cruzados, los tobillos, son ocho horas de trabajo, más el entrenamiento, el gimnasio, la dieta y así tiene que ser, las metas se alcanzan pasando trabajo y haciendo horas extras”, declaró.

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